viernes, 31 de julio de 2009

El hombre más buscado (John Le Carré)

Un misterioso hombre musulmán recién llegado a Alemania de manera ilegal es acogido por una familia turca afincada en Hamburgo. El hombre es joven pero está enfermo y, a pesar de vivir en la indigencia, porta mucho dinero y está empeñado en contactar con un banquero llamado Brue. Pronto los servicios de inteligencia de diferentes países se interesan en el caso, pues sospechan de que pueda estar implicado en una red de terrorismo internacional.

Es la primera novela que leo de Le Carré (aunque he visto la adaptación al cine de "El jardinero fiel") pero ya tenía una idea de lo que me esperaba: una novela de conspiraciones, espías y oscuras tramas.
Se nota que el autor tiene mucho oficio en el género: típica estructura de bestseller con tres tramas entrecruzadas, capítulos milimétricamente distribuidos, no más de tres o cuatro páginas sin una pausa. Sin embargo el comienzo es bastante lento, durante muchas páginas sólo se hace un boceto de la situación y cuando se introduce al lector sobre los servicios de inteligencia alemanes se me hizo un poco aburrido.
Los protagonistas iniciales a mitad de libro han cambiado, dándoles un gran peso al banquero y a la abogada del "hombre más buscado". Sin embargo, poco a poco, el papel de los servicios de inteligencia se hace más importante en la trama hasta que hacia el final todo el resto de personajes se ven como marionetas de poderes superiores que compiten entre si.
No es un tema que me atraiga especialmente el de las tramas del islamismo extremo ni el de cómo operan los servicios secretos, pero el libro se deja leer sin que me llegase a entusiasmar.
Quizá el personaje más atractivo y trabajado sea el del banquero: último de una dinastía que se extingue; con casa, coche, hábitos de rico convencional pero que busca sensaciones auténticas y salir del ciclo hipócrita que ha sido una constante en toda su vida.
El final me gustó, aunque termina de una manera un poco abrupta.

Mi calificación: interesante.

viernes, 10 de julio de 2009

El enfermo imaginario (Molière)

Argan es un hombre de clase acomodada que vive obsesionado por sus dolencias. Por ello, posee una dependencia absoluta de los sospechosos remedios que le prescibe su médico Purgon que incluyen gran cantidad de sangrías y purgas (y que son cobradas a buen precio).
Tal es la fijación de Argan con sus supuestas enfermedades que planea casar a su hija con Diafoirus, un médico, y así tener constantes cuidados en su propia casa. Sin embargo, ella está enamorada de Cléante y junto con su criada Toinette urdirá un plan para desengañar a su padre y hacerle ver que los desaprensivos médicos sólo quieren sacarle los dineros.

Un clásico del teatro y de la literatura universal. Es una obra cómica, fácil de leer, accesible a todo el mundo. Encierra una feroz crítica a la hipocresía, las falsas apariencias y las relaciones de conveniencia. Pero no es una crítica amarga, sino divertida en donde en una sola escena se perfila perfectamente cada personaje.
Argan despierta compasión (por lo que sufre y por lo que se aprovechan de él) al tiempo que desprecio (por la bajeza de utilizar el matrimonio de su hija en su beneficio).
Molière es especialmente despiadado con los médicos de la época, como una clase que vive en un pedestal y donde abundan los estúpidos que no saben lo que hacen y que sólo buscan prestigio y enriquecimiento. Purgon aparece poco en la obra pero no tiene desperdicio: cuando descubre que se están tirando sus potingues, monta en cólera y predice la muerte de su paciente, como una condena por no seguir sus consejos.
No es una obra para élites, sino para el pueblo, sin por ello perder una técnica de escena y una estructura impecables.
Me gustaría verla representada, seguro que se pasa un buen rato.

Mi calificación: muy bien.

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