
Entretenido y original libro. Está escrito en un tono cómico, imitando el estilo de los escritores clásicos con un léxico plagado de cultismos y latinejos lo cual no entorpece la lectura, más bien al contrario resulta fácil de leer.
Pese al estilo con claros toques de humor definiría la novela como del género detectivesco en un ambiente histórico. También se deduce una sutil sátira al mundo romano y judío de los principios de nuestra era, pero sobretodo a la religión cristiana que surgiría unos años después y tergiversaría los hechos. El autor camina por una delgada línea entre la clara irreverencia y el reconocimiento de la divinidad de Jesús, pero no llega a caerse hacia ninguno de los lados, gracias al prisma romano, racional (y él piensa que imparcial) con que el protagonista investiga los hechos.
He disfrutado con la lectura y me ha gustado más que el extraño "Sin noticias de Gurb" del mismo Mendoza.
1 comentario:
He leído varios de Eduardo Mendoza pero éste aún me falta, lo tengo pendiente.
Saludos.
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