viernes, 17 de octubre de 2008

Los hijos de Húrin (J.R.R. Tolkien)

Húrin, señor de la casa de Hador de la tierra de Dor-Lómin parte hacia la guerra para unirse con sus hombres a los ejércitos de los reyes de los elfos contra las huestes de orcos de Morgoth. En su casa deja a su esposa embarazada y a su hijo Túrin.
La gran batalla termina en desastre y el pueblo de Dor-Lómin es esclavizado por los hombres aliados de Morgoth, por lo que la esposa de Húrin envía a Túrin al reino guardado de Doriath con la esperanza de que allí sea cuidado y escape del negro destino de su familia.

Esta es la tercera versión que leo de la misma historia: la primera aperece de forma muy resumida en un capítulo de El Silmarillion y la segunda se publicó en los "Cuentos Inconclusos". Christopher Tolkien continúa rebuscando entre los manuscritos que dejó su padre y encontrando excusas para seguir explotando el filón comercial. Estoy seguro de que si J.R.R. Tolkien se levantase de la tumba se enfadaría mucho: si no publicó este material en vida es porque pensaba que aún no estaba lo suficientemente elaborado como para que saliese a la luz pública.
La historia que cuenta el libro es una versión desarrollada de la que los fanáticos de la Tierra Media hemos leído en el El Silmarillion.
A aquellos lectores que hayan disfrutado con El señor de los anillos, este cuento puede servirles de introducción al duro Silmarillion (yo las dos primeras veces que lo leí andaba bastante perdido con tantos nombres e historias entrecruzadas contadas a gran velocidad). Pero que nadie se espere un cuento parecido a El Hobbit, estas historias de la Primera Edad son mezcla de la mítica tragedia griega con matices que, en ocasiones, me recuerdan a la mismísima Biblia.

Este libro no lo califico por dos razones: con Tolkien me es imposible ser imparcial, por otro lado no es totalmente obra de J.R.R. Tolkien sino más bien un monstruo de Frankenstein creado por su hijo Christopher a partir de retales.

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