jueves, 21 de agosto de 2008

El mundo (Juan José Millás)

El autor relata pasajes autobiográficos de su niñez y juventud, intercalados por alguna anécdota de su edad adulta en que se refleja la influencia de los hechos del pasado en su carácter. El libro comienza con los primeros recuerdos del autor en Valencia y el traslado de su familia a Madrid, para luego desarrollar sus años de pubertad en la modesta calle de Canillas y sus correrías junto a su amigo enfermo el "Vitaminas".

Tengo que reconocer que abordé la lectura de esta premiada novela con gran curiosidad. Era la primera obra de Juanjo Millás que leía, a pesar de que suelo escuchar sus intervenciones radiofónicas en "La Ventana" de Gemma Nierga.
Me gusta empezar un libro con poca o ninguna información previa, no suelo fijarme mucho en las contraportadas. Por ello, me llevé una cierta sorpresa al avanzar por las primeras páginas y comprobar que parecía (o era) autobiográfico todo aquello que se contaba. No me costó verme sumergido en su prosa, como si él mismo me estuviese contando su historia con su propia voz (que conozco sobradamente de tantos programas de radio en que le he seguido).
Sin embargo, he de admitir que me esperaba más. Millás parece que ha tomado algunas ideas o recuerdos que tiene marcados a fuego en su mente: el "Vitaminas", su calle en un barrio humilde de Madrid en la posguerra, su padre con su bisturí eléctrico... y las ha reunido en este pequeño libro, pero demasiado deshilvanadas y poco desarrolladas. La obra parece como si se hubiese publicado estando todavía inacabada.
Algunas de esas fijaciones mentales se las he escuchado en la radio, como la de que el frío que se tiene de niño se siente durante el resto de la vida, por lo que es obvio que los pilares de este libro son un puñado de ideas que obsesionan al autor. Esta novela parece escrita más para sí mismo que para ganar un premio Planeta.
De todos modos, he pasado ratos agradables con su lectura, aunque creo que la novela no ha llega al "clímax" a pesar de buenos momentos como el reencuentro de su amor platónico años después, o sus delirantes actos en una reunión social.

Mi calificación: bien.

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