
Cuarenta años después, ya en sus respectivos pueblos, Atila y Aecio vuelven a encontrarse. Esta vez como rivales.
Típica novela histórica sin grandes pretensiones literarias. La narración mantiene un buen ritmo que hace la lectura entretenida, pero la trama no llega a apasionar. El estilo es sencillo y directo, donde la evolución de los protagonistas, Aecio y Atila (por este orden, a pesar del título) conduce al lector hacia el inevitable enfrentamiento final. El mayor valor de esta novela creo que está en la humanización de Atila y en los conocimientos que aporta al lector sobre la convulsa época final del imperio romano.
Mi calificación: interesante.
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