domingo, 29 de marzo de 2009

Un día de cólera (Arturo Pérez-Reverte)

Madrid, 2 de mayo de 1808. Casi todos los miembros de la Familia Real están exiliados en Bayona, mientras España es gobernada por una Junta títere del invasor Ejército Imperial francés, cuyo mando en España pertenece al general Murat.
Los paisanos de Madrid, hartos de los abusos de los franceses comienzan a concentrarse por cientos delante del Palacio de Oriente y la Puerta del Sol, entre otros lugares emblemáticos; mientras los militares españoles dudan entre mantenerse serenos tal y como les han ordenado, o unirse al pueblo en la revuelta.

Arturo Pérez-Reverte muestra en este libro una labor de documentación que sin duda duró años. Publicado doscientos años después de los hechos, resulta imposible distinguir hasta qué punto lo que se relata está basado en los testimonios de la época o es una recreación de lo que pudo ocurrir salida de la imaginación del autor. 
La narración se realiza en presente, coloca al lector en cada una de las localizaciones de la revuelta y salta de un lugar a otro decenas o cientos de veces. El único protagonista es el pueblo de Madrid (o por extensión el pueblo español) con lo que nos encontramos con una nube de personajes, algunos sólo nombrados en un par de líneas, otros constantemente presentes como los capitanes Daoiz y Velarde o el general Murat.
Casi toda la acción transcurre en una mañana, pero los constantes cambios de lugar y personaje hacen que el lector logre una omnipresencia con la que observa todos los hecho relevantes de aquella jornada. 
En ocasiones se narra con gran crudeza cómo los españoles se enfrentan al ejército imperial armados con cuchillos, navajas o piedras y las devastadoras consecuencias con abundancia de degüellos, destripamientos, etcétera. 
El libro me ha gustado, más tomado como una narración histórica (eso sí, muy parcial) que como una novela. He echado en falta el lado francés de los acontecimientos, las líneas dedicadas a ello son muy escasas.

Mi calificación: bien.
 

jueves, 19 de marzo de 2009

La vida exagerada de Martín Romaña (Alfredo Bryce Echenique)

Martín Romaña, peruano afincado en París, revive con nostalgia su bohemio pasado escribiendo sus experiencias en un cuaderno azul desde un sillón tipo Voltaire. Recuerda su llegada a París con el objetivo de convertirse en escritor, su romántica y pobre existencia, la llegada de su futura mujer desde Perú y sobretodo la convivencia de ambos en el marco de las protestas estudiantiles de mayo del 68.
Este libro cayó en mis manos gracias al regalo de un familiar, reconozco que difícilmente podría decidirme a comprarlo si lo hubiese hojeado en una librería.
El comienzo de la lectura se me hizo duro. Las primeras páginas son reflexiones del protagonista acerca de aquello que va a narrar y de los sentimientos que le han llevado a decidirse a escribir su propia historia. Todo ello en un tono intimista y, en apariencia, anárquico. Para complicar un poco más el avance del lector está escrito tal y como habla (más bien piensa) un peruano: con todas las peculiaridades lingüísticas de ese país.
En los primeros momentos, ante estas dificultades y las más de quinientas páginas que tenía por delante, se me pasó por la cabeza abandonar la lectura.
Sin embargo, cuanto más leía más fácil me resultaba seguir pasando páginas y terminé disfrutando de la narración.
Las peripecias que le ocurren al protagonista, su modo de ver la vida, su finísimo sentido del humor, fueron calando poco a poco en mi hasta que al final Bryce Echenique consiguió que viese a Martín Romaña como un viejo conocido.
La relación con su mujer es muy compleja, él sólo desea ser un escritor y ella ve en la revolución la panacea universal, con lo que considera que Martín está desperdiciando su vida en lugar de poner su talento al servicio de la causa. La revolución que se libra en las calles de París en el 68, es para ella más importante incluso que su propio marido. El libro refleja muy bien las contradicciones de los jóvenes idealistas de la época, criados bajo una estricta educación católica y tradicional, pero que se entregan al ideario socialista o comunista, para años después (en los ochenta) terminar convirtiéndose en lo que más odiaban: grandes empresarios, políticos sin escrúpulos, artistas subvencionados al servicio de la ley del dólar.
En resumen, creo que no es un libro fácil de leer en su inicio, pero una vez que te haces con él se reconoce una obra bien escrita, compleja y totalmente creíble a pesar de algunas delirantes historias que en él se narran.
Mi calificación: bien.

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